"La primera escuela de Asistentes Sociales se creó en 1930, en la ciudad de Buenos Aires y dependía del Museo Social Argentino. Pero la presencia cada vez más activa del Estado en las cuestiones sociales tornó necesaria la incorporación de profesiones que encararan "técnicamente" los problemas socioeconómicos de los sectores pobres y usar los recursos de la ciencia para rehabilitar al indigente", sostienen las licenciadas en Trabajo Social Ana Beatriz Carrera y Nilda Gladys Omill, en un trabajo que elaboraron en relación a cómo se creó la carrera de Trabajo Social en el seno de la Universidad Nacional de Tucumán.
"En el caso del Trabajo Social las representaciones acerca de la profesión surgieron asociadas al modelo médico y jurídico que planteaban marcos teóricos y prácticos precisos para atender la pobreza. El Trabajo Social como tarea especializada participa en las nuevas estrategias que se articulan desde el Estado en tres grandes áreas: la salud y la higiene pública; la delincuencia; la mendicidad y el desamparo", indica en otro párrafo la investigación de la titular de la cátedra de Introducción al Trabajo Social y presidenta del Colegio de Profesionales del Servicio o Trabajo Social, y de su colega Carrera.
La licenciatura de Trabajo Social se creó en la Universidad Nacional de Tucumán en 1990 y en julio de 1991 designaron a la profesora Ester Pérez de Nucci como directora del Departamento de Trabajo Social. En la actualidad el cargo es desempeñado por la licenciada Laura Baides. La carrera dura cinco años con más de 30 asignaturas en su plan de estudio y este año ingresaron 800 alumnos.
En 1943 se creó la Escuela de Asistentes Sociales, que funcionaba en la escuela Obispo Molina, Crisóstomo Alvarez al 200. El establecimiento terciario funcionó hasta 1990 cuando la UNT incorporó a Filosofía y Letras la carrera de Servicio Social, que después se transformó en trabajador social.